Los términos en "ina" aplicados en ciencias biológicas fueron usados abusivamente. Se llegó al punto en que el violinista, por ejemplo, cuando hacía vibrar las cuerdas de su instrumento, desencadenaba una "dansina". Luego prosperaron las "fenomeninas", vocablo más bien simpático pero que continua ba ocultando enigmas. Aludieron a él los especialistas en secreciones internas, en fisiología vegetal, los sexólogos, los embriólogos, los entomólogos. Por eso no es de extrañarse que esa tendencia haya provocado la reacción de los biólogos orto doxos. En efecto, a los fenomeninas han acudido técnicos empeñados en desnaturalizar las sustancias naturales de nues tra vida celular.
El último ingresado al repertorio es la "inhibina". Es una sustancia proteica secretada por células sexuales y que posee acciones sobre: la hipófisis, el hipotálamo y las gónadas. Su dosificación en la sangre permite un mejor conocimiento de la pubertad, la ovulación, la menopausia y la esterilidad.
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