El óvulo mide 1/6 de mm y es apenas visible a simple vista, mientras que el espermatozoide o zoide, mide 1/20 mm y es sólo visible bajo el microscopio.
Cada emisión de semen o esperma -entre una gota y 14 centímetros cúbicos- encierra hasta 200 millones de zoides por centímetro cúbico, pero tan solo uno penetra en el óvulo para unir ambos núcleos y producir la fecundación que lleva al hueco y luego al nuevo ser.
Tal derroche de gérmenes es uno de los innumerables miste rios que ofrece la naturaleza. En vano tratamos de comprender lo con lógica humana. Además, es necesario que hayan millones de zoides bien móviles por centímetro cúbico, para que uno sea el fecundante. ¿Por qué? Por la exigencia simultánea de cierta proporción de sustancias favorables en el semen.
Introducidos en el canal vaginal, deben recorrer irnos 25 centímetros para alcanzar al óvulo dentro de la trompa femenina. Para tal recorrido tardan entre 4 y 5 horas ya que se desplazan con su cola o flagelo a razón de 3 milímetros por segundo.
¿Quiere usted averiguar en qué medida se producen zoides en los testículos? Cada segundo 1000 células seminales -futuros zoides- son vertidas en los 1000 canales testiculares. Es decir: 100.000 en 90 segundos y 100 millones al cabo del día. Y así por décadas y décadas, hasta el último día de la vida. Dicha producción no se detiene: un octogenario puede fecundar, aun que ello no sea aconsejable.
La mujer se esteriliza de modo espontáneo, como lo explica remos enseguida.
El feto femenino retiene en sus ovarios miles de preóvulos: al nacer, 100.000; a los seis meses -la bebita-, 25.000; a los diez años - la niña-, 20.000; una joven ya púber, sólo 6000 y una mujer adulta, 5000 óvulos.
Cada fémina produce un óvulo por mes -en realidad 13 por año- durante 30 años -entre los 15 y los 45- los que totaliza 400. Una sola puede engendrar 24 hijos -y ello ocurre a veces en poblaciones rurales- aunque el promedio de hijos es de 3.1.
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