Es saludada por unos como motor de la revolución en biología molecular. Por otros vilipendiada como una amenaza más para la humanidad, al igual que la nuclear, anunciada como apocalíptica en breve plazo.
Se aisla un gen, se une al genoma de un virus; se introduce en una bacteria en la cual se multiplica en cantidad. Una proteína humana puede ser así producida industrialmente.
Centenares de laboratorios en el mundo están dedicados a manipular genes. Muchos se preguntan si los temores que inspiran están justificados. ¿Estarán los manipuladores apun to de transformarse en aprendices de brujo? ¿Qué es razonable esperar de tales manipulaciones? Veamos: no es lo mismo manipular una célula bacteriana -un milímetro de ADN y millares de genes- que una célula humana -un metro desarro llado de ADN y millones de genes.
Un experimentador que pretenda aislar un gen humano se hallará en la situación de un casi analfabeto frente a una biblioteca que alinea en sus estantes centenares de obras sin título ni etiqueta. Alguna contiene la llave del problema, pero ¿cuál?. Se adelanta día a día en la solución. Ya se han aislado genes responsables de males y se acaba de anunciar el hallazgo de un gen que evita la muerte celular.
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